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Hasta entre 3 y 4 veces más diagnósticos de TDAH – trastorno por déficit de atención e hiperactividad- desde 2019.

LA MUSICOTERAPIA COMO HERRAMIENTA DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Que el diagnóstico del TDAH es cada día más habitual no es solo una percepción. Más del 95% de los pediatras admiten estar muy preocupados por el incremento de los problemas de salud mental de niños y adolescentes. Son datos de una encuesta llevada a cabo por un grupo de trabajo integrado por la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (SPI-AEP), la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

Pero ¿qué es el TDAH?

Las siglas TDA o TDAH corresponden al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Se trata del trastorno más abundante dentro de la psiquiatría y/o psicopatología infantil. Entre un 3 y un 7% de los niños en España lo padecían antes de la pandemia, y desde entonces el número de diagnósticos se ha multiplicado entre 3 y 4 veces. Una excesiva actividad, problemas para centrar la atención y dificultad para controlar conductas impulsivas son algunos de los síntomas más importantes.

¿Hay diferentes tipos de TDAH? síntomaS.

En esencia existen dos tipos de TDAH atendiendo a si se padece una mayor hiperactividad-impulsividad o si se ve agudizada la falta de atención. Entre una etiqueta y la otra existe toda una gama de combinaciones entre ambas que se consideraría una tercera categoría.

Los síntomas del TDAH con hiperactividad-impulsividad son la intranquilidad, la inquietud, una excitación nerviosa que le dificulta permanecer en silencio o sentado, ocasionando frecuentemente que su entorno se vea interrumpido por su actividad.

Por otro lado, en el TDAH con falta de atención a veces la sintomatología parece la opuesta, experimentando ausencias, olvidos y distracciones de la tarea que se está realizando, ocasionando dejar la actividad, a menudo, sin terminar o con errores.

Diagnóstico del TDAH:

En primer lugar, aclarar que no existe una prueba o test definitivo que por sí misma permita diagnosticar al paciente de una manera confiable. Es necesaria la puesta en común por parte de padres, profesores y médicos o terapeutas para realizar una evaluación conjunta, que idealmente deberá incluir:

1) Un examen médico que descarte posibles interferencias que pudieran estar malinterpretándose, como problemas de visión o auditivos. Por el mismo motivo es esencial una evaluación psicológica profesional. Síntomas compartidos con otras patologías o trastornos podrían llevarnos a un falso diagnóstico.

2) Una evaluación familiar haciendo uso de las escalas de comportamiento. Tampoco en estas escalas hay un protocolo definido. Diferentes profesionales sugieren diferentes escalas, por lo que será interesante informarnos antes de decidirnos por una. Algunos ejemplos los encontramos en el manual de C. Keith Conners, el Protocolo Magallanes, o los cuestionarios de El proyecto Esperi por citar algunos.

3) Una evaluación escolar que aúne comportamiento e historial académico. A menudo las escalas de comportamiento que se diseñan para el análisis en el ámbito familiar proponen paralelamente escalas de comportamiento para este ámbito.

En torno a lo que sí hay consenso es en que el diagnóstico se ha de ajustar analizando el cumplimiento de uno de los siguientes dos criterios, o bien el DSM-V establecido por la Academia Americana de Psiquiatría en 1994, o la CIE-10, establecido en 1992 y reconocido por la OMS. La presencia de los criterios y la intensidad de los mismos consensuada por las tres partes antes comentadas ayudarán al profesional de la salud mental en el diagnóstico definitivo.

Aun con su complejidad, y más en etapas tempranas del desarrollo, tener un diagnóstico correcto es clave para el tratamiento y mejora del que lo padece.

 
MUSICOTERAPIA EN EL DIAGNÓSTICO TEMPRANO

Si normalmente es más sencillo diagnosticar en la etapa escolar coincidiendo con el cambio en las exigencias educativas y sociales del niño (de pronto se les exige una independencia y control sobre ellos mismos que supone todo un reto), participar desde temprano en talleres de musicoterapia resulta una herramienta singular en el diagnóstico prematuro. Una vez se tiene sospecha diagnóstica se deriva, informe mediante, a un neurólogo infantil para que valore.

Tratamiento del TDAH:

Aunque a muchos nos duela reconocerlo, el tratamiento farmacológico del TDAH está recomendado por diferentes academias de pediatría en niños a partir de los 6 a 12 años y en adelante y siempre después del tratamiento en terapia. Nunca en etapas más tempranas. Las mismas hacen hincapié en que los fármacos han de ir acompañados de un entorno familiar adecuado y un programa de intervención escolar.

MUSICOTERAPIA COMO TRATAMIENTO:

En el tratamiento en niños pequeños (de menos de 6 años) con TDAH, donde no hay ni puede haber medicación, la musicoterapia cobra un valor inestimable como llave para reducir conductas perturbadoras para el entorno, fortaleciendo el vínculo y los comportamientos positivos y ayudando en la canalización de frustraciones. A ese respecto, la comunicación con los padres es de vital importancia para comprender debilidades y fortalezas y juntos emprender un viaje hacia el bienestar.

En niños a partir de 6 años, en los que se esté tratando farmacológicamente, la musicoterapia actúa como un importante complemento sinérgico.

 

Condiciones que hacen de la musicoterapia un tratamiento excepcional en TDAH:
  • Los niños con TDAH muestran una capacidad para mantener la atención selectiva similar a la de los niños de inferior edad. Pero la atención selectiva auditiva y visual es similar a la de los niños de la misma edad.
  • Atracción de los niños hiperactivos hacia lo novedoso: la música puede presentar estímulos auditivos novedosos en múltiples campos, que también requieran de participación y movimiento.
  • La música ayuda a mejorar la relación del cuerpo con el entorno.
  • El procesamiento de la música ayuda a activar los dos hemisferios cerebrales.
  • La música les facilita el desarrollo del lenguaje.
  • La música les permite comunicarse con fluidez y libertad.
  • El ambiente familiar y escolar se ve mejorado con la música.
  • La música contribuye a reducir los niveles de ansiedad y a alcanzar una respiración más profunda y relajada.
  • Trabajar con música permite adaptarse al ritmo interno de cada individuo.

Por todo ello, la MÚSICA puede ser el hilo conductor de cualquier tratamiento que se lleve a cabo con niños con TDAH.

 

BIBLIOGRAFÍA 

Hijosa, A. y Martín, P. J. Ideas y recursos musicales desde la afectividad, para la diversidad funcional. Amazon, Madrid, 2022.

Gauna, G. D. Escuchar a los niños en tiempos de la hiperactividad: la salud de los vínculos en la infancia (1a edición. Buenos Aires ed.). Diseño. 2013.

CIE 10. Trastornos mentales y del comportamiento. Meditor, Madrid, 1994

DSM-V. Diagnostic and statistical anual of mental disorders. APA, Washington, D.C, 2013.

Soutullo, C. y Díez  A. Manual de diagnóstico y tratamiento del TDAH. Ed. Panamericana. 2007.

The ADHD Molecular Genetics Network. Report from the third international meeting of the attention-deficit hyperactivity disorder molecular genetics network. American Journal of Medical Genetics, 2002, 114:272-277.

 

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